Ahora que hace mucho calor, las duchas frías se valoran como una opción más apetecible. Y realmente tienen tantos beneficios, o más, que las duchas clásicas con agua caliente.
Ducharse es una parte esencial de una rutina saludable. En el crudo invierno, la ducha caliente es casi obligada y desde luego la preferida por la mayoría de usuarios. Pero en verano, darse una buena ducha de agua fría después de una jornada donde el calor ha apretado de lo lindo es una alternativa que se contempla con placer. Ambas nos reportan beneficios. Descubramos las diferencias.